22 sep 2010

Bicentenario

Poco a poco se abren paso los esfuerzos que, en forma paralela a los "luminosos" espectáculos patrocinados por el Gobierno Federal, hacen escritores, historiadores, diarios de opinión, cineastas, actores por humanizar a los heroicos personajes que dieron los pasos vitales para la detonación y consecución de los movimientos que desembocaron en la independencia de este país. No es mi intención minimizar parte de los programas promovidos por el Gobierno, o los Gobiernos locales de ciertas actividades culturales, particularmente en lo que toca al realce que se ha dado a los nuevos compositores e interpretes en lo tocante a la música, pocas ocasiones he vivido en este país en las que se promueva a estos  nuevos artistas en la música o el canto "ad ovo" (suele llamársele "clásica"). Pero las zancadas más importantes han estado sin duda en la numerosa serie de libros escritos por historiadores o investigadores reconvirtiendo en seres humanos a esos hombres y mujeres que tuvieron la pasión y la visión para detonar tales movimientos de grandes masas en torno a la libertad y la Independencia. Sin duda se escapan muchos de ellos que la historia oficial jamás recogió o les dio prioridad alguna en la relevancia de sus actos o de sus ideas. El hecho es que gracias a todas esas publicaciones, junto con diversos largometrajes producidos por nacionales o extranjeros, hemos ido conociendo mejor aquellos contextos y el mundo que rodeaba a esas personas, a esas decisiones, a esas ideas, a esas conmociones sociales y políticas.
No quisiera detenerme a ver, o analizar, los detalles o mensajes confusos de diversas celebraciones, entiendo que un gobierno proveniente de ideologías y organizaciones que nacen de las ideas más conservadoras dificilmente puede exaltar al liberalismo y probablemente sea reacio a ver sus propios antecedentes en contraste, o confrontación, con la forma de pensar y accionar de aquellos seres humanos hoy llamados próceres. En lo personal he disfrutado de la riqueza de análisis e información que ha sido puesta a mi alcance por diversos medios, y me he emocionado con un mejor conocimiento de mi propio país y de los grandes ciudadanos que ha tenido.


9 sep 2010

Habría que decir ciertas verdades... (1a parte)

A riesgo de poner en la balanza un contrapeso débil sobre la mesa del análisis, ahora, a unos días de que se cumplan los bicentenario y centenario de grandes gestas de ciudadanos que han ayudado a cimbrar y construir a este país, paso a enumerar algunas cuestiones que están en mente de millones de los integrantes de este país.
El Narcotráfico y su expansión, sea como industria de transformación, agrícola, de comercio o de servicios, ha traído consigo el que un enorme número de comunidades, tanto pequeñas como grandes tengan un tejido social, permeado en menor o mayor medida e imbricado al mundo del narco tanto como cualquier otra actividad económica o de servicios, con la salvedad de que esa actividad suele exigir un trato preferencial entre las familias que están involucradas directa o indirectamente en esas actividades para ser cobijado de cualesquier molestia, indiscreción o protección para su operación. Incluso bajo amenazas, sean estas explícitas o meramente obvias ante potenciales actos intuidos que promueven la autocensura en miles de personas en torno a dichas actividades. Como tal, su historia y arribo le ha arraigado ya en el complejo tejido social en cada una de esas comunidades y su presencia es ya denominada como el cuarto o quinto o sexto o séptimo poder en la nación, según se vaya dando la correlación de fuerzas.
Sabemos que su oferta es ilegal; que obra en un inmenso submundo en el que miles o millones de jóvenes y adultos se ven afectados por los efectos neurológicos de las diversas drogas que ofrecen; que siembran el descontento por el miedo inherente al que la violencia desata; al efecto de descomposición al que se ven sumisas familias enteras que son afectadas por las adicciones de sus miembros; al extraño fulgor de personalidad que trae consigo el uso y portación de armas, las que efectivamente se utilizan, en una sociedad empobrecida y con atroz pérdida de sentido de identidad; al pánico que reina en los sectores acomodados por verse rebasados en su seguridad diaria siendo blanco de secuestros y amenazas múltiples provocando la emigración de familias al extranjero; a la impunidad que se instala por la fuerza y el miedo de verse involucrado en acciones en forma casuística o inducida; por la violencia de silenciamiento de todo atisbo de indiscreción en el conjunto de la población; por la enorme facilidad que los recursos monetarios de los que este dispone para comprar funcionarios y personal de seguridad y policía que hacen de estos sectores un frágil conjunto ante su poder,  etc etc. 
Un país en el que la capacidad adquisitiva del salario baja año con año. En el que la seguridad familiar se ve acosada en su existencia por deudas y falta de recursos para lo más básico. Un país en el que decrece la confianza de sus ciudadanos en poder contar con una pensión merecida tras decenas de años de sobrevivir para trabajar. Un país en el que día con día crece la brecha de ingresos entre una minúscula capa de millonarios y la gran masa de la población. Un país en en el que se aplican las leyes en formas discriminadas y al gusto de los que tienen el poder. Un país de contubernios  y componendas entre muchos funcionarios, muchos políticos, muy diversos empresarios y grupos de golpeo y judiciales. Un país en que las posiciones más retrógradas, como encarcelar a mujeres por haber abortado, siguen vigentes. Un país en el que transitar, o atravesarlo, para buscar empleo siendo inmigrante centroamericano es ya un riesgo mortal. Un país en el que se forman colas de miles de jóvenes para ingresar al mundo de lo delictivo como sicarios... 
Dejo pendiente una segunda parte de este escrito:
(Tengo que pensar para una segunda parte de este escrito las bondades y virtudes de este país las que a mi juicio no son pocas, incluso las de los mexicanos, no solo las de la naturaleza, flora y fauna con que ha sido dotado.

Me pregunto tantas cosas...
Menudo coctel Molotov es este país.