EPISODIO 1
Sábado 17 de Noviembre de 2012
"La dama de las anchas
caderas y la cintura apretada"
11:30 am
Severino, Leonor su mujer, y la
vecina van de visita a casa del compadre. Antes de salir de casa han revisado
en los mapas Google la mejor forma de llegar. Leonor maneja con bastante
prudencia y viene dando vueltas en la cabeza para planear que la charla salga
lo mejor posible...
"Recuerda hay que subirse a
Churubusco y bajar justo después de pasar Tlalpan" comenta Severino en
aras de evitar alguna distracción de Leonor que pueda desviarles de la ruta.
Leonor, la mujer de Severino se
encuentra entusiasmada porque ha visto la posibilidad de que Andrea, la vecina,
y Rolando el compadre sean personas compatibles y simpaticen mutuamente.
"Esa manía de celestina de mi mujer" pensaba Severino.
Durante los días previos, tras
la venta del anterior departamento, y no habiendo aún firmado la compra-venta
del nuevo habían tenido que llevar todo el ajuar doméstico a una bodega. Por
esa razón habían también decidido probar diversos lugares en los que se
aprobaba la estancia con todo y una mascota. Dichos lugares eran realmente
escasos y habiendo probado un par de ellos ninguno logró que la estancia fuese
cómoda o con la suficiente seguridad. Lo que menos buscaban era la complicación
de la rutina diaria de manera que optaron por aceptar la oferta del compadre
para quedarse con la perra por unos días durante los cuales irían a visitarla
en varias ocasiones. Esta sería esa primera visita
El tráfico obligaba a frenar e
ir despacio y se habían colocado en el carril derecho de la Avenida para poder salir apenas
cruzar por encima de la Calzada de Tlalpan. Severino observaba el tráfico
vehicular que les obligó a frenar con prudencia justo antes de atravesar la
Calzada de Tlalpan. Una vez que el auto se detuvo Severino sintió que seguían
avanzando y algo les empujaba hacia adelante y lentamente les hacía virar el
frente del automóvil hacia la derecha... se les estaba embarrando un automóvil
por el costado, entre la banqueta y el carril derecho, el de baja velocidad. Un
Volkswagen rojo que después alegó haberse quedado sin frenos estaba empujando
el costado derecho del auto. Terminaron dando un pequeño golpe al automóvil que
tenían enfrente del que salió de inmediato el conductor para verificar el
estado de su golpe, hecho lo cual simplemente le comentó a Leonor, que apenas
abría la puerta de su costado, "No le pasó nada a mi auto". Se volvió
a meter en su automóvil y arrancó con el movimiento del tráfico que se estaba
ya destrabando. El tiempo parecía correr muy despacio cuando todo ello ocurrió...
11:40 am
Los autos quedaron enganchados
al romper la salpicadera del Volkswagen la pieza que une las facias superior e
inferior de ese costado del auto de Leonor y Severino, de modo que parte de una
de las facias quedó enganchada a la ahora ruina de la salpicadera del "Vocho".
Severino no podía abrir la
puerta de su costado, sus reacciones fueron muy lentas y se fueron sucediendo
en éste orden :
Vio a su mujer salir del auto
por la puerta del conductor una vez que el movimiento se detuvo.
Luego, soltó con encono hacia el
día un seco y sentido dicho, el clásico "puta madre", mientras veía
de reojo al Volkswagen que detuvo su empujón y su avance justo antes de llegar
a tapar toda la puerta trasera de su costado.
Posteriormente, volteó a ver a
la vecina quien estaba sentada en el asiento posterior en el costado donde se fue
incrustando la salpicadera del "Vocho" y le preguntó "¿Estás
bien?". "Asustada" contestó ella sin saber bien a bien qué hacer
o decir. Severino supuso que su soez expresión tan solo había añadido mayor
drama y se arrepintió de haberla proferido toda vez que la vecina, Andrea, lo tenía
por una persona muy seria.
De manera que optó por abrir la
pequeña tapa del compartimento donde guardaban los documentos del auto, tomo el
sobre de la compañía de seguros en la que se había asegurado el auto y se
arrastró hasta poder salir por la puerta del conductor para alcanzar a su mujer
que ya dialogaba con el conductor del "Vocho".
Aquél hombrecillo aceptaba su
culpa, "me quedé sin frenos" decía una y otra vez y repetía "es
de hombres aceptar la culpa, yo pagaré por ello"... Su vocho tenía placas
del Estado de México: MJE-44-38
11:48 am
Leonor y Severino buscaron entre
los papeles del seguro el teléfono al cual llamar en caso de un choque. Fue Leonor
quien llamó al seguro... "En breve llegará el ajustador, no se muevan de
allí, es muy probable que se comunique con ustedes para saber el sitio
exacto" fue la respuesta del agente de seguros que nos recibió la llamada.
La contraparte del golpe, un
hombre de unos treinta y tantos años, baja estatura, de gruesa complexión
particularmente en el vientre, barba y bigote negros a medio salir, procuraba
esconder su temor a tener que pagar ambos golpes dado que su automóvil no
estaba asegurado. Cuando Severino se le acercó para saber más sobre las acciones
y actitud de aquel hombre éste tan solo le repetía "es de hombres aceptar
la culpa, yo pagaré por ello". Después de varios minutos, los que para
todos se estaban convirtiendo en eternos, llegó un amigo de aquel hombrecillo que tras estacionar su
auto al principio de la ahora fila de autos implicados en el evento se unió al hombrecillo y consultaron ambos sus prerrogativas. Acto seguido llamaron a algún lugar de grúas ya que su auto
no podría circular.
12:20 am
La espera se prolongó unos
cuarenta minutos antes de la llegada del ajustador, fumar dos cigarrillos fue la
medida del tiempo para Severino. Mientras éste esperaba decidió colocarse en el
espacio previo al accidente y procuraba hacer señas al tráfico del carril
derecho para que este se orientase a sumarse al carril central y el flujo
vehicular no se perdiese y con ello evitaría también cualquier riesgo o rozón
que algún vehículo pudiese dar a su automóvil, que era el que había quedado
hacia el interior de la avenida. Apenas llegado, el ajustador procedió a bajar
de su automóvil e identificarse con Leonor, se aprestó a tomar fotos del
"siniestro", hacer apuntes sobre un par de formatos y regresar con
Leonor y Severino a escuchar de éstos el relato de lo sucedido con el mayor
detalle posible. Hecho lo cual, se acercó al conductor del Volkswagen. Severino
y su mujer estimaron que su intención fue el recabar también su propia descripción
de los hechos, recabar sus datos y número de licencia y ratificar que no
contase con un seguro para su automóvil. Tras un par de minutos hablando con el
conductor del Volkswagen el ajustador regresó a su automóvil, presumiblemente
para transmitir los datos completos a la central del seguro y pedir estimados
de costos de arreglo del automóvil asegurado.
12:50 am
Llega otro auto, un Honda con
placas MHD-71-58 del estado de México, y se estaciona delante de nosotros. Baja
de él una mujer enfundada en unos apretados pantalones de mezclilla que semejan
un corazón azul con la parte superior encogida por un ancho cinturón negro, una
blusa no menos pegada al cuerpo y una chamarra de piel negra, cabellos negros
lacios hasta los hombros y los afamados lentes negros sobre una tez blanca sexo-delicadamente
maquillada. Aquella dama pasó ignorando la inmediata presencia de Leonor,
Severino y Andrea, la vecina, quien ya se les había unido fuera del auto, y se
dirigió a hablar con
1:33 pm
Por la lateral de la Avenida
Churubusco llega una grúa y sus ocupantes suben a ver el golpe tras lo cual
sugieren que no se puede subir el Volkswagen a la grúa sin antes separar ambos
autos que se encuentran enganchados. Dicho lo anterior, la grúa se retira.
Se paran varios vehículos en
diferentes momentos, notoriamente uno que llega a prestar su ayuda y baja con
herramientas para tratar de separar el enganchón. Varios hombres pasan las de
Caín empujando y haciendo rebotar sobre el asfalto ambos vehículos para poderlos
desenganchar.
Hacen una pequeña asamblea la
dama de las anchas caderas y jeans ajustadísimos del auto de enfrente, el
conductor del Volkswagen y su amigo... nos dejan fuera de su charla y el
ajustador se acerca a mí para decirme "habrá problemas"...
- ¿Por qué si él dice que
pagará?
- Eso habrá dicho, pero no
firmará sin darnos antes dinero y ya pedí una cotización a la aseguradora,
seguro no querrá pagar la cantidad. Pero esa mujer que acaba de llegar es una
gestora al parecer. Son personas que están al acecho de accidentes y al ver éste
es casi seguro que llamará a su empresa. Esas empresas son quienes apoyan en
estos casos a microbuses, combis y taxis que no cuentan con un seguro y están
cazando accidentes para, supuestamente, apoyar a los conductores a que no
paguen todos los daños. Y claro, ellos se llevan su tarifa.
2:40 pm
Llega otra mujer, una joven
conduciendo una motocicleta, la cual apenas recargar su moto se reúne con el
cónclave del Volkswagen. Leonor y Severino estaban atentos a los gestos de los
miembros del cónclave, sobresalía la sonrisa artística y permanente de la dama
de las anchas caderas en tanto que la joven ajustadora variaba en sus gestos al
hablar e incluso parecía regañar en algún momento a la sonriente advenediza. Minutos
después, la joven ajustadora se acerca al ajustador que se encontraba separado
de todos y recargado en su propio auto con el teléfono en las manos, y habla
con él.
El ajustador se acerca a Severino
y le comenta:
- Esa mujer no es sino una
vendedora de los servicios de la empresa y ya llegó la ajustadora de la empresa.
Pero esa señora ya está haciendo enojar a la ajustadora, les está diciendo que
se vayan a la agencia de ministerio público y ahí se puede arreglar que ustedes
le paguen a él si hay un perito o funcionarios que ellos conozcan.
- O sea... ¿la corrupción por
delante...? -rugió Severino.
- Así es -respondió el
ajustador- Cada vez que vemos que aparece una de esas personas ya sabemos que
van a hacer lo posible para alargar todos los trámites y hacer todo más largo, eso
le da esperanzas a sus clientes que no saben de los procedimientos y no les
cuesta ningún trabajo estar engañando a sus nuevos clientes con la esperanza de
que no tendrán que pagar ellos, aunque ellos sí se llevan su tarifa.
El ajustador hizo una pausa,
meditando lo que diría y continuó diciendo:
- Hoy es sábado, adelante hay
otros dos choques por lo que pude observar. Tenemos que esperar a que llegue
una patrulla y levante los datos. Seguro ellos, sobre todo con las tonterías
que les está diciendo esa señora, van a querer que nos vayamos todos al
ministerio público y allí, considerando que es sábado y el lunes es feriado,
esperemos que sí haya un perito disponible.
Severino decidió externar sus
dudas sobre los procedimientos en caso de tener que ir a la Delegación.
- ¿Y qué sucedería en caso de
que nos vayamos al ministerio Público? ¿Cuáles serían los procedimientos? ¿Qué
pasa, por ejemplo, con los autos?
Los autos se irían al corralón,
no es caro son solo sesenta y tres pesos el sacarlo. A ellos sí les cobrarían
el arrastre, creo que ese sí sale como
en mil quinientos.. Pero habrá que ver si hay todo el personal necesario
en el Ministerio Público. De no ser así y falte, por ejemplo, el perito, será
hasta que él llegue. Y si ya no se encuentra al perito... porque haya tenido
que ir a ver otros vehículos, igual todo se haría hasta el martes probablemente,
para que emita su peritaje y que puedan sacar su auto. Ellas lo saben y por eso
esa señora les sigue diciendo que es mejor irse al Ministerio. Pero no les dice
que las fotos que tomamos indican que es culpa del Piloto del Volkswagen, y es
precisamente por eso por lo que no debemos separar los vehículos antes de
tomarles fotos.
- Además -comentó Severino- si
es cierto que sus frenos están bajos o que ya se quedó sin frenos, eso podría
corroborarlo el perito ¿No es así?
- Si de verdad se quedó sin
frenos sí sería fácil que el perito lo descubra.
- ¿Y ya le dieron, poco más o
menos, una cotización del arreglo de mi auto?
- Sí, con las facias nuevas, ya
que tienen pequeñas roturas ambas, serían unos seis o seis quinientos. Por eso
le digo que él no aceptará, de hecho su propio auto le saldrá más caro aunque
sea un modelo muy viejo.
Se oyeron voces de ¡Listo! ¡Ya
lo soltamos! que provenían de los varios hombres que se encontraban junto a los
autos. Severino se acercó y pudo observar que efectivamente, habían logrado
separar ambos vehículos y el agradable señor que había bajado de su auto con
herramientas incluso se encontraba al volante y colocaba el auto justo adelante
del volkswagen, junto a la banqueta, atrás apenas del Honda de la mujer de
caderas poderosas. Antes de salir del automóvil, ese hombre llamóa a Severino
para que se acercara y le dijo:
- No se deje, no se deje
amedrentar por esas personas, son solo coyotes, usted reclame sus derechos.
Severino le agradeció sus
palabras y en minutos se retiraban ya quienes habían ayudado a separar con
suficiente cuidado los autos...
3:15 pm
Sonó en ese momento el teléfono
celular del ajustador quien solo mencionó un "permítame" y se alejó
despacio, escuchando a su teléfono.
Leonor se acercó a Severino y le
susurró -Ya vámonos, dejemos a todos esos acá y nos arrancamos.
-¿Para que nos boletinen y luego
nos busque tránsito por haber huido de un siniestro? No podemos, hasta que aquí
se logre un acuerdo.
- Uff -respondió Leonor.
Severino comenzaba a sentir una
desesperación por lo absurdo de toda esa situación "Nos golpea.. dice que
pagará.. llega esa advenediza y ahora hasta yo tengo temor de que hagan algún
chanchullo en la Delegación y salgamos nosotros como culpables ¡Increible!"
-pensó, y acto seguido se dirigió hacia aquel hombrecillo que había detonado
todo ese evento. Cuando se encontró frente a él lo encaró y le miró a los ojos
de tal forma que los demás que se encontraban junto a aquel hombre se separaron
dejando a Severino solo frente a él.
- ¿De verdad tienes el descaro y
la falta de dignidad de desdecirte de esta manera? -retumbaron las palabras de
Severino.
Aquel hombrecillo bajó la cabeza
sin decir palabra. Severino continuó diciendo:
- Tan poco hombre resulta
después de decir que lo digno era pagar por lo que había provocado teniendo la
culpa plena del golpe. Me decepciona usted, no le puedo llamar sino un cobarde.
- No tengo palabras -susurró
aquel hombrecillo sin levantar la mirada.
Severino le observó unos
segundos a sabiendas de que su mirada era suficiente para hacerlo apenarse,
sentirse un hipócrita y regresó lentamente hacia donde se encontraba el
ajustador.
3:35 pm
Severino caminó hacia atrás en
la Avenida sobre la jardinera de pastos que separa Río Churubusco de la lateral,
esperaba poder ver alguna patrulla para pararla. No había entendido muy bien
para qué, pero había claramente escuchado al ajustador mencionar
"necesitamos que llegue una patrulla". Se colocó en el punto en el
que convergía la Avenida con una de las salidas hacia la lateral.
No tardó aparecer una patrulla
sobre la avenida y Severino le hizo señas para que se detuviese. La patrulla se
detuvo frente a él, sobre la salida hacia la lateral. Como ninguno de sus
ocupantes descendía de la misma Severino se acercó al conductor quien observaba
de reojo el accidente a unos veinte metros adelante y le comentó con rapidez:
- Necesitamos la presencia de
ustedes, de una patrulla, para que ese choque defina ya lo que se hará...
necesito que..
-Permítame un minuto señor -le
atajó el conductor de la patrulla- nosotros vamos a otro problema aquí
adelante, junto al Centro de las Artes. Seguro pasa en unos minutos otra
patrulla y atienda su caso, yo le hablaré por radio para que vengan.
Dicho lo anterior, el patrullero
arrancó su auto y saliendo hacia la lateral continuó sobre la misma...
Severino regresó junto al
ajustador y le comentó lo sucedido. Impávido, el ajustador comentó:
- Esos no vienen, necesitamos a
los que controlan todo esto. Esos son jóvenes y no hacen caso a sus jefes.
Necesitamos a una patrulla de las que tienen una línea negra, o que venga en
una camioneta.
4:10 pm
Severino tenía ya la sensación
de que mientras más tiempo pasaba, más dejaba de entender lo que sucedería.
Desconocía por completo lo que se debería hacer, lo que él debería hacer para
que todo este asunto finalizase lo más rápidamente posible y continuar con las
actividades que tenían programadas durante esa jornada. Miró hacia su
automóvil, había tres hombres tratando de destrabar aún ambos vehículos, pero
sentía que no era mayormente complicado el golpe que su propio auto había
recibido, bastaría con destrabarlos para ya definir los siguientes pasos de
toda esa situación.
Miró al ajustador que se
encontraba ya junto a Leonor y Andrea y le dijo:
- Ahora, de acuerdo con usted,
¿Qué procede? ¿Qué vamos a hacer?
- Ustedes dirán. Si nos vamos a
la Delegación o se arreglan con él... ustedes deciden qué quieren que hagamos.
El ajustador tenía la mirada
puesta en el tráfico de la avenida y de pronto comenzó a agitar su brazo
derecho, haciendo señas a algún vehículo que se acercaba. Leonor, que se
encontraba más cercana al flujo de vehículos mencionó: "Ahí viene una
camioneta de policía".
La camioneta se detuvo justo
adelante de nuestro vehículo pegada a su lado derecho para evitar obstaculizar
el tráfico. Un hombre robusto, uniformado, de cerca de cincuenta años, canoso
con bigote arreglado, bajó de la camioneta y comenzó a charlar con el
ajustador. Leonor y Severino se acercaron a ellos. Severino comentó, interrumpiéndoles:
- Intenté parar una patrulla
hace unos minutos pero se siguieron hacia el Centro de las Artes, dijeron que
había un problema allí.
El oficial de policía miro de
arriba a abajo a Severino y contestó:
- Sí, esos eran jóvenes policías
que se enviaron al tumulto que hay en el Centro de Artes. Esos no se paran
cuando ven accidentes, no saben qué hacer a menos que les paguen, a nosotros no
nos hacen caso.
- Necesitamos una patrulla para
ver si se van ya a la delegación o no. El otro no tiene seguro pero ya llegaron
gestores.
- Esos son los coyotes de todos
los accidentes que logran encontrar -contestó el oficial- y en realidad no
hacen sino alargar todo el trámite y luego cobran sus servicios y desaparecen. Yo
ahorita tengo allá adelante dos golpes, si me esperan regreso en una media hora
si bien me va. Tengo muy poca gente hoy y mañana ya es puente, se va a tardar
todo a menos que se arreglen... Si me esperan...
Severino asintió con la cabeza y
el ajustador le comentó al oficial: "Vaya, igual estaremos por aquí si
regresa".
4:38 pm
La camioneta se retiró, y con
ella se acrecentaron las dudas de Severino y las de Leonor. "¿Y Qué vamos
a hacer?" se preguntaban.
Leonor tomó la palabra:
-Ya empezó el puente, todo se
hará más largo y lento. Nuestro golpe parece que no es tan malo como pensamos
al principio ¿Qué te parece si nos quedamos cada uno con su golpe y nosotros
pagamos nuestro deducible? Y así ya nos vamos y no se llevan los autos al
corralón en donde se tendrían que quedar hasta que los vea un perito de la
delegación -preguntó a Severino y se giró hacia el ajustador a quien preguntó-
¿Se podrá hacer eso y usted nos da los papeles para meter el auto a algún
taller de la aseguradora?
- Probablemente es lo mejor en
estos momentos... Déjenme hablar con la ajustadora de ellos, le comento a ella
y regreso a decirles que quieren ellos -contestó el ajustador, y se encaminó
hacia alguna parte del corredor de pasto entre la avenida y la calle lateral
desde donde llamó con un gesto a la joven ajustadora de la moto.
No tardó en regresar el
ajustador y le comentó a Leonor y Severino en tono tranquilizador:
- Va a comentarles sobre la
posibilidad de que cada uno pague su golpe y que ustedes estarían de acuerdo,
vamos a ver que dicen ellos.
- ¡Es increíble!... venimos de
paseo a ver a nuestra mascota, frenamos despacio por el tráfico y se nos
embarra un auto sin frenos.. las cosas y los eventos se convierten en
surrealismo puro cuando aparece esa siempre sonriente-fingida mujer de las
anchas caderas y cintura sobre-apretujada -comentó Severino.
El ajustador soltó la risa tras
el comentario sobre aquella mujer.
- Ahora hasta tememos que si
vamos a la Delegación puedan ellos pagar "mordida" al perito de la Delegación
y acabemos pagando ambos golpes.. es sencillamente increíble. ¿Para qué nos ha
servido tener seguro? - soltó ya iracundo Severino.
- Créame que lo entiendo don
Severino... susurró el ajustador.
- ¿Y qué pasaría entonces ahora?
-preguntó Leonor.
- Si ellos aceptan, se firmaría
una carta en la que se asiente que ambas partes están de acuerdo en asumir el
costo de arreglo de su propio auto, yo les expido un formato para que puedan
llevar su auto a un taller con los que trabaja la aseguradora y listo, nos
podríamos retirar.
- ¡Hagamos eso amor! -respondió
Leonor- No tiene sentido que tengamos que esperar aquí más tiempo para que
luego se lleven el carro al corralón y luego tengamos que regresar a la
Delegación hasta el martes, si bien nos va.. y que aún así dependamos de otro perito
para que diga que el señor tuvo, o no, la culpa... ¡Vámonos ya!
- Hay que esperar a ver que
dicen ellos, pero yo creo que van a aceptar -respondió el asegurador que opta
por no asegurar nada.
No habrían pasado quince minutos
cuando la joven hizo señas al ajustador, ambos se reunieron a una decena de
metros de todos los demás.
El ajustador se acercó con una
hoja escrita a mano que tendió a Leonor.
- Es el acuerdo, lo deben firmar
los dos conductores.
Leonor observó que estaban en
blanco tanto el espacio en el que debía aparecer su nombre como su firma.
Inventó nombre y firma y se lo regresó al ajustador quien lo regresó a la joven
ajustadora, tras lo cual el ajustador se aproximó a su automóvil y sacó nuevos
formatos que comenzó a llenar mientras se acercaba a Leonor y Severino, a
quienes se les sumaba ahora Andrea que había logrado dormir unos minutos en asiento
posterior del automóvil.
- Tengo estos X, Y y Z talleres
cercanos -señaló el ajustador- díganme a cual prefieren ir y yo lleno los datos
para que presenten este papel en el taller y dejen su automóvil para que
reparen los desperfectos del choque. Estimo que se tardaría poco más de una
semana en quedar listo y ustedes solo pagarían el deducible, o tal vez menos.
También tienen la prerrogativa de ir a su propio taller de confianza y pedir
presupuesto. Ya viendo el golpe tras haber separado los autos, creo que el daño
es menor a lo que pensamos inicialmente así que igual es más barato en algún taller
de su confianza. Como sea, éste formato tiene una vigencia de veinte días para
que lo lleven al taller.
5:12 pm
Llenado el formato y tras
despedirse el ajustador, los tres subieron al automóvil y se retiraron al fin
de aquel lugar tras un episodio más de la vida citadina.