18 abr 2012

No quieren ellos mismos que responda y él responde con un "no respondamos"...

No respondamos.. no respondamos... Parece ser el verdadero grito de batalla del candidato del PRI en la contienda electoral.
Resulta complejo entender el por qué Enrique Peña Nieto se niega a toda participación en cualesquier foro donde las preguntas puedan dejar de ser "a modo". Ello se ve acicateado con la imagen que su participación en la feria del libro dejó ante el Planeta entero y es, aún hoy, el centro de muy diversos ataques de golpeteo político de grandes sectores en las redes sociales.
También se suma a esa imagen la rotunda negativa del candidato priista a debatir informalmente en los medios, o acaso a presentarse en algún programa, sea televisivo o radiofónico, en el que los participantes enarbolen su libertad a formular las preguntas que ellos deseen. Todo parece inducir la tesis de que Peña Nieto pierde su compostura si alguien pregunta algo fuera de los "scripts"  triunfalistas "llenos de logros" magros que debe conocer y aprenderse hasta la saciedad en su intimidad, por tanto, evitar toda pregunta que entrañe complejidad en su respuesta es rechazada de facto, si bien tampoco parece tener "tablas" en esquivar temas que no sean propicios a llenar con alguna de sus tesis inundadas de positivismo y carentes de contenidos programáticos.
Los ciudadanos (dicho este concepto como una alegoría al significado del mismo durante la Revolución Francesa) tenemos todo el derecho de exigir a medios diversos e incluso al I.F.E. que abra los espacios para una mayor cantidad de debates temáticos entre los candidatos, y más ahora que los reflectores opacan las demás campañas. Queremos ver cómo reaccionan, cómo analizan, cómo responden a cuestionamientos sobre sus "bosquejadas" ideas y, sobretodo, como plantean el camino y las acciones concretas para las soluciones que ofrecen (de lo que por cierto existe un enorme vacío en los fraseos del candidato Priista).
Me da la impresión, tal vez erronea, que EPN pretende dar la imagen que pudo tener en su momento Adolfo López Mateos en campaña: sonrisa, modernidades, difusión de galanteo y anecdotario de conquistas con el sexo femenino, así  como acomodo de compromisos localmente sensibles en una agenda poco integral... muchas promesas "y luego vemos como cumplirlas al menos a medias, con muchas trompetas en pequeños logros".    

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