25 feb 2011

Construir ciudadanía...

Ideas y trozos rescatados de otros autores que deberían hacernos pensar...

Sergio Aguayo escribió en su columna "Buscando cauces" (Reforma, 19 de enero de 2011) : "¿qué le toca al Estado y qué a la sociedad?... El ¡Basta de Sangre!, lanzado por Eduardo del Río (Rius) y Julio Scherer García, y las reacciones a favor y en contra reflejan a esa parte de la sociedad que quiere ser tomada en cuenta. No encuentra lugar ni cauces porque, cuando los partidos y políticos secuestraron la transición, se despreocuparon de construir ciudadanía y de establecer los puentes con ella."

¿Democracia? ¿De qué hablamos cuando hablamos de democracia? "Un examen mínimamente atento de esta pregunta muestra que quienes debaten hoy acerca de la democracia designan cosas distintas con esa palabra: o bien designan una forma de constitución del Estado, o bien una técnica de gobierno. Por tanto, el término designa tanto la forma de legitimación del poder como las modalidades de su ejercicio". Giorgio Agamben.

Datos mencionados de importancia:
Al 80 por ciento de la población no le interesa involucrarse en la vida pública y preferiría que los problemas fueran resueltos por un líder fuerte (60 por ciento) o en el último de los casos que el Ejército tome el poder (41 por ciento). Sólo 20 por ciento entiende que ser ciudadano exige involucrarse (todas las cifras son de la Encuesta Mundial de Valores de 2006).


Por otra parte... en el periódico "Publico.es" rescaté un debate de gran interés hoy :
" ¿Tiene algún sentido hoy en día considerarse demócrata?
El resultado es un libro, recién traducido al español bajo el título "Democracia en suspenso (Casus Belli)", que desmiente radicalmente ese presupuesto: no sólo prueba que no está claro qué es eso que llamamos "democracia", sino que sus mejores páginas aclaran también que ese desacuerdo, precisamente, es lo más democrático que hay. "No creo que exista consenso alguno, salvo el que pasa por dividir la noción misma", responde el francés Jacques Rancière."

Ideas básicas de esa recopilación del periódico "Publico.es":

"El mismo Rancière ya publicó hace cinco años un libro, El odio a la democracia (Amorrortu), para señalar que buena parte del discurso dominante, al contrario de lo que ocurría antes de la caída del muro de Berlín, "donde había claramente democracia por un lado y totalitarismo por el otro", desconfía ahora de la misma democracia de la que se reclama. Para muchos intelectuales, "en todo el arco político, desde la derecha hasta la extrema izquierda", insiste Rancière ahora, la democracia es sólo "el reino del individuo formateado como consumidor"."

" "Quienes hoy debaten acerca de la democracia designan cosas distintas con esa palabra", apunta el filósofo italiano Giorgio Agamben, en un breve texto que sirve de introducción al volumen. Democracia, desde su origen ateniense, designa tanto "una técnica de gobierno" como "una forma de constitución del Estado", de ahí que cada vez que se plantea un debate de fondo el malentendido parezca inevitable. Porque cada vez más el Estado, y sus portavoces gubernamentales, sólo aceptan la discusión respecto del funcionamiento y ejercicio del poder, no de su constitución. La soberanía popular, que en sus orígenes atenienses se presentaba directa y permanentemente, se representa ahora través de las urnas, cada cuatro años."

La Constitución europea no volvió a someterse a referéndum. "Existe, por tanto, una gran desconfianza que afecta incluso a esa misma votación, pese a que ella forme parte de la definición oficial de la democracia", explica Rancière, que es el único que no responde a la pregunta de La Fabrique por escrito, sino entrevistado personalmente por el editor y escritor Eric Hazan. Y añade: "Hemos asistido asimismo al resurgir de los viejos discursos, hemos visto cómo Cohn-Bendit, en primera línea, decía que fue la democracia quien aupó a Hitler, etc...".

"...Kristin Ross, una de las dos filósofas estadounidenses reunidas, extrae conclusiones positivas del proceso: "Si los votantes deciden tomarse en serio un rito anticuado en una época en que ya nadie lo hace, como Giscard se encargó de dejar claro, incluso la propia concurrencia a las urnas puede convertirse, como en este caso, en un ejemplo de ‘democracia fugitiva': la que expresa las potencialidades políticas de la gente corriente", escribe. Wendy Brown, la otra americana, subraya más bien que la elección entre un partido u otro ha acabado siendo lo mismo que comprar una marca o la de la competencia.

Para Agamben, el que ya nadie repare en ese doble sentido de la democracia, deriva en el "dominio aplastante del gobierno y de la economía sobre una soberanía popular progresivamente vaciada de sentido", al que asistimos hoy. Daniel Bensaïd, fallecido ahora hace un año en París, identifica el descarrilamiento de esa confusión con los años que siguieron a la caída del muro de Berlín. "Un ataque en toda regla lanzado contra las solidaridades y los derechos sociales, unido a una ofensiva de privatización del mundo sin precedentes, redujeron como una piel de zapa el espacio público", explica. Lo cual confirmaba el temor que ya Hannah Arendt, según Bensaïd, se había adelantado a expresar: "Que la política misma, en tanto que pluralismo conflictivo, quedara completamente borrada de la faz de la tierra en beneficio de una prosaica gestión de las cosas y los seres".

Žižek y Badiou son quienes mejor representan, de entre los autores reunidos por Hazan, esa desconfianza de cierta izquierda hacia la democracia. De hecho, ambos defienden que la única verdadera democracia, concebida como la facultad de los pueblos de gobernarse a sí mismos, sería el (verdadero) comunismo. Y comparten además una descripción del porqué las masas siguen sin decidirse a dar el paso al frente: porque no lo saben.

"El hombre democrático no vive sino en el presente, no admite más ley que la del deseo que le pasa por la cabeza", escribe Badiou, parafraseando a Platón. "Se precisa un líder para desencadenar el entusiasmo por una causa", afirma Žižek. En medio de ambos, Rancière ironiza respecto de este tipo de planteamientos, aunque al paso del ejemplo italiano: "Fíjese en la cantidad de estrategas políticos que hay en Italia, ¿y qué? Quien está gobernando es Berlusconi".
Minúsculas de la historia

Rancière tiene otra visión de en qué consiste el movimiento obrero y sus conquistas, a partir de su buceo en los archivos del siglo XIX: "Nunca he dejado de luchar contra la idea de necesidad histórica. [...] Lo que llamamos historia es algo tramado por unas personas que construyen una temporalidad a partir de su propia vida, de su propia experiencia", dice. La historia, con mayúsculas, no hace ni dice nada.

De ahí también que la palabra "democracia" signifique cosas distintas en función de su contexto: "Para el intelectual medio francés, significa el reino del cliente de supermercado hundido en su sillón", denuncia Rancière, pero en Corea del Sur, donde hace 20 años existía una dictadura, la democracia "se traduce en una serie de formas espectaculares de ocupación de la calle por la gente", recuerda.

"El poder del demos no es el poder de la población ni el de su mayoría, es más bien el poder de cualquiera", sostiene Kristin Ross. Y ese es el sentido más iluminador que rescatan aquí Nancy o Rancière: "La democracia, entendida como el poder del pueblo, como el poder de aquellos que no tienen ninguna cualificación particular para ejercerlo, es la base misma sobre la que se asienta la política".

"Puede que la actual popularidad de la democracia no sea sino el resultado de la indeterminación, incluso la vacuidad, de su sentido y su práctica: como Barack Obama, es un significante vacío en el que cada uno de nosotros podemos dar cabida a nuestros sueños y esperanzas. O quizá el capitalismo, mellizo de la democracia moderna y siendo de ambos el más robusto y astuto, ha conseguido finalmente reducir la democracia a una mera ‘marca', última versión del fetichismo de la mercancía que separa la imagen del producto de su contenido". Wendy Brown

"¿En qué sentido cabe decir que la democracia pueda resultar escandalosa? Precisamente en el sentido de que, para sobrevivir, debe llegar cada vez más lejos, transgredir permanentemente sus formas instituidas, zarandear el horizonte de lo universal, someter la igualdad a la prueba de la libertad". Alain Bensaïd

La democracia posee una función crítica: es una cuña de igualdad que encaja doblemente, objetiva y subjetivamente, en el cuerpo de la dominación". Jacques Rancière.

"La democracia queda subvertida como consecuencia del triunfo de su forma parlamentaria, ya que esta no sólo implica una reducción de la amplia mayoría a una condición pasiva, sino también al aumento de los privilegios del poder ejecutivo como consecuencia de la imperante lógica del estado de emergencia". Slavoj Zizek 

AHORA, LO QUE HAN VENIDO A LLAMAR "ASTILLAS" (Que no sería otra cosa sino un pequeño cóctel de otras ideas o noticias):
La Izquierda tiene ahora un potencial candidato (Alejandro Encinas) para la elección en el Estado de México que puntea en los sondeos y tiene una conocida y amplia imagen de congruencia e integridad. Si tal es el caso, no entiendo la feroz contienda entre los "Chuchos", rabiosamente aliancistas, y los otros sectores y personalidades de la Izquierda del PRD que sostienen que el programa de gobierno  no puede y no debe provenir de ideologías confrontadas si lo que se busca es la instrumentación de una política social que pondere el bienestar de las mayorías y no el mero crecimiento que hoy, en México, se traduce en mayor concentración del ingreso y, consecuentemente, en mayor pobreza de grandes capas de la población. Ojo, consultar en paquete a militantes panistas y perredistas es un mal truco que aleja la política de los principios en los que se asienta el sentido de las organizaciones partidarias. Si quieren consulta los "dirigentes del PRD, que consulten a la izquierda primero, noo solo de la entidad sino a la izquierda nacional.