19 abr 2010

Regreso de los militares a los cuarteles

En un gobierno que se ha caracterizado por dejar vacíos en toda política (agrícola, Industrial, servicios, regionalización, descentralización, centralización, social, alimenticia, salud, etc...) ¿cabe acaso otorgarle ahora el uso de las armas para una "guerra interna" -¿civil?- que no sabe aún caracterizar ni definir con claridad?
Ha sido manifiesta la incapacidad en dar un salto cualitativo eficaz a la reorganización de las diversas corporaciones policiacas, se han dado bandazos en la materia si bien se integra cada vez con mayor celeridad el control informático y de nuevas tecnologías a ese horizonte nebuloso del espionaje politico-"criminal" (ejemplo notable la iniciativa hacia una nueva credencial de identidad que permita un control inmediato del ciudadano a través del cada vez mayor banco de información de datos personales que se cruza con los correspondientes de EE.UU.).
El gobierno busca ahora el desesperado intento de incorporar la capacidad del ejército para "igualar la lluvia de balazos de armas largas de poder" en su extraña y desenfundada lucha contra el "narcotráfico - bandas organizadas - pobladores resueltos a defenderse - bandas antibandas - crimen organizado y crimen de menudeo(?????)".
En paralelo se estruja un filtro que ennegrece la difusión de opiniones en todo el mundo por la "legalización de las drogas"; se hace un turbio manejo de la información oficial que llega al ridículo en la contraposición de las propias cifras oficiales para "pintar un camino de luz y felicidad a la vista". 
No cabe duda que esa previa capacidad de "concertacesión" gubernamental hace miles de disparos en la sombra (¿buscando negocios tras cada iniciativa de facto, por fascista que sea, como la desaparición de Luz y Fuerza del Centro?). los Poderes fácticos aprovechan cada paso, cada traspiés -que no son pocos- del aparato gubernamental y de las correrías sin camino ni programa de las partidocracias actuales para afianzar su corporativismo (y consiguiente escape del mundo hacendario).
En esta etapa de la principal de las "aventuras de promesas" de FCH, la seguridad de los ciudadanos, parece estarnos diciendo "juguemos a la guerra contra los malos de esta película mala del cine Nacional que es mi lapso de gobierno" en afán de recuperar algo de la ya gastada, hasta en las hilachas, credibilidad gubernamental. 
El problema es que los ciudadanos no saben si están en el bando contrario ya que no hay nada que les excluya de ser bandas organizadas, hasta por barrio... Regresen al Ejército a sus cuarteles y den paso a tantos y tantos pendientes en favor de las clases más desprotegidas que es la primera prioridad, mayor inversión y de calidad en la educación, mejores alzas a los salarios, mejores condiciones y acceso a la salud... a una mejor distribución del ingreso nacional. ¿O acaso piensan aún que el mercado interno crece solo con decretarlo?

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